jueves

Capítulos 15 al 17



Capítulo 15

EL INSTANTE SANTO

I.   Los dos usos del tiempo
1   ¿Puedes imaginarte lo que sería no tener inquietudes, preocupaciones o ansiedades de ninguna clase, sino simplemente gozar de perfecta calma y sosiego todo el tiempo?  Este es, no obstante, el propósito del tiempo: aprender justamente eso y nada más.

II.   El final de las dudas
6   Empieza ahora a desempeñar el pequeño papel que te corresponde en el proceso de aislar el instante santo.  Recibirás instrucciones muy precisas a medida que sigas adelante.  Aprender a aislar este segundo y a experimentarlo como algo eterno, es empezar a experimentarte a ti mismo como que no estás separado.  No tengas miedo de que no te vaya a ayudar en eso… Es solo tu debilidad lo que se desprenderá de ti cuando comiences a practicar esto, pues al hacerlo experimentarás el poder de Dios en ti.  

IV.   La práctica del instante santo
1    El instante santo es este mismo instante y cada instante.  El que deseas que sea santo lo es.  El que no deseas que lo sea, lo desperdicias.  En tus manos está decidir que instante ha de ser santo.
6   El instante santo es el reconocimiento de que todas las mentes están en comunicación.  Por lo tanto tu mente no trata de cambiar nada, sino simplemente de aceptarlo todo.

V.   El instante santo y las relaciones especiales
1   El instante santo es el recurso de aprendizaje más útil de que dispone el Espíritu Santo para enseñarte el significado del amor. Pues su propósito es la suspensión total de todo juicio.  Los juicios se basan siempre en el pasado, pues tus experiencias pasadas constituyen su base.  Es imposible juzgar sin el pasado, pues sin él no entiendes nada.  Por lo tanto, no intentarías juzgar porque te resultaría obvio que no entiendes el significado de nada.  Esto te da miedo porque crees que sin el ego, todo sería caótico.  Más yo te aseguro que sin el ego, todo sería amor.
2   Hemos dicho que limitar el amor a una parte de la Filiación produce culpabilidad en tus relaciones, y, por lo tanto, hace que estas sean irreales.  Si intentas aislar ciertos aspectos de la realidad, con vistas a satisfacer tus imaginadas necesidades, estarás intentando valerte de la separación para salvarte… ¿Cómo puedes pensar que ciertos aspectos especiales de la Filiación pueden ofrecerte más que otros?  El pasado te ha enseñado esto. Más el instante santo te enseña que esto no es así.
5   El Espíritu Santo sabe que nadie es especial. Más él percibe también que has entablado relaciones especiales, que El desea purificar y no dejar que destruyas.  Por muy profana que sea la razón por la que las entablaste, Él puede transformarlas en santidad, al eliminar de ellas tanto miedo como le permitas… No temas, por lo tanto, abandonar tus imaginadas necesidades, las cuales no harían sino destruir la relación.
8   En el instante santo nadie es especial, pues no le impones a nadie tus necesidades personales para hacer que tus hermanos parezcan diferentes.

VII.   El sacrificio necesario
2   El ego entabla relaciones con el solo propósito de obtener algo. Y mantiene al dador aferrado a él mediante la culpabilidad… Pues el ego cree realmente que puede obtener algo haciendo que otros se sientan culpables… Pues el ego siempre parece atraer mediante el amor y no ejerce atracción alguna sobre aquellos que perciben que atrae mediante la culpabilidad.

VIII.   La única relación real
1   Perdonando completamente, es decir, reconociendo que no hay nada que necesite ser perdonado, quedas completamente absuelto.

X.   La hora del renacer
4   Pues aunque el ego se manifiesta de muchas formas, es siempre la expresión de una misma idea: Lo que no es amor es siempre miedo, y nada más que miedo.
5   Tu confusión entre lo que es el sacrificio y lo que es el amor es tan aguda que te resulta imposible concebir el amor sin sacrificio.  Y de lo que debes darte cuenta es de lo siguiente: el sacrificio no es amor sino ataque. Solo con que aceptes esta idea, tu miedo al amor desaparece.  Una vez que se ha eliminado la idea del sacrificio, ya no podrá seguir habiendo culpabilidad.

X.   La hora del renacer
4   Tú que crees que el sacrificio es amor debes aprender que el sacrificio no hace sino alejarnos del amor.  Pues el sacrificio conlleva culpabilidad tan inevitablemente como el amor brinda paz.  La culpabilidad es la condición que da lugar al sacrificio.


Capítulo 16

EL PERDÓN DE LAS ILUSIONES

I.   La verdadera empatía
1   Sentir empatía no significa que debas unirte al sufrimiento, pues el sufrimiento es precisamente lo que debes negarte a comprender.  Unirte al sufrimiento de otro es la interpretación que el ego hace de la empatía, de la cual siempre se vale para entablar relaciones especiales en las que el sufrimiento se comparte.
2   Solo con que te sentases calmadamente y permitieses que el Espíritu Santo se relacionase a través de ti, sentirías empatía por la fortaleza, y, de este modo tu fortaleza aumentaría y no tu debilidad.

II.   El poder de la santidad
3   El reconocimiento de que la parte es igual al todo  de que el todo está en cada parte es perfectamente natural, pues así es como Dios piensa y lo que es natural para Él es natural para ti.

IV.   Las ilusiones y la realidad del amor
6   Tu tarea no es ir en busca del amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has levantado contra él.  No es necesario que busques lo que es verdad, pero si es necesario que busques todo lo que es falso. Toda ilusión es una ilusión de miedo, sea cual fuere la forma en que se manifieste… Si buscas amor fuera de ti, puedes estar seguro de que estas percibiendo odio dentro de ti y de que ello te da miedo. Pero la paz nunca procederá de la ilusión de amor sino solo de la realidad de este.


Capítulo 17

EL PERDÓN Y LA  RELACIÓN SANTA

I.   Como llevar las fantasías ante la realidad
6   No olvides lo siguiente: cuando te alteras y pierdes la paz porque otro está tratando de resolver sus problemas valiéndose de fantasías, estás negándote a perdonarte a ti mismo por haber hecho exactamente lo mismo… Al perdonarlo, restituyes a la verdad lo que ambos habíais negado. Y verás el perdón allí donde lo hayas otorgado.

II.   El mundo perdonado
5   El mundo real se alcanza simplemente mediante el completo perdón del viejo mundo, aquel que contemplas sin perdonar.

IV.   Los dos cuadros
1   Dios estableció Su relación contigo para hacerte feliz, y ninguna otra cosa que hagas que no comparta Su propósito puede ser real.
2   He dicho reiteradamente que el Espíritu Santo no quiere privarte de las relaciones especiales, sino transformarlas.
6   No tendrás mucha dificultad ahora en darte cuenta de que el sistema de pensamiento que la relación especial protege no es más que un sistema ilusorio.

VII.   La invocación a la fe
2   No hay ningún problema que la fe no pueda resolver
9   A menos que la fe que tienes en tu hermano te acompañe en toda situación, serás infiel a tu propia relación.


No hay comentarios:

Publicar un comentario