jueves

Capítulos 7 al 9


Capítulo 7

LOS REGALOS DEL REINO

II. La ley del reino
1   Cuando un hermano se percibe a si mismo enfermo, se está percibiendo como un ser incompleto, y, por ende, necesitado.  Si tú también lo percibes así, lo estás viendo como si realmente no formase parte del Reino y se encontrase separado de él, con lo cual el Reino queda velado para ambos…
2   Curar es, por consiguiente, corregir la percepción de tu hermano y la tuya compartiendo con él el Espíritu Santo.
3   La ley que prevalece dentro del Reino se adapta fuera de él a la premisa: “Crees lo que proyectas”. Esta es la manera en que enseña porque fuera del Reino es esencial aprender.  Dicha manera de enseñar implica que aprenderás lo que eres de lo que has proyectado sobre los demás, y de que, por lo tanto, crees que ellos son.

III. La realidad del Reino
3   Si perciben a cualquiera de sus hermanos de cualquier otra forma que no sea  con perfecta igualdad es que se ha adentrado en sus mentes la idea de la competencia. No subestimes la necesidad que tienes de mantenerte alerta contra esa idea, ya que todos tus conflictos proceden de ella. Dicha idea es la creencia de que es posible tener intereses conflictivos, y significa, por lo tanto, que has aceptado que lo imposible es verdad.

VI. De la vigilancia a la paz
11   Los que se consideran a sí mismos débiles, no pueden sino atacar.  Más el ataque tiene que ser ciego porque no hay nada que atacar.  Por lo tanto, inventan imágenes, las perciben como despreciables y luego las atacan por su falta de valor.

VII. La totalidad del Reino
3   No le enseñes a nadie que él es lo que tú no querrías ser.  Tu hermano es el espejo en el que ves reflejada la imagen que tienes de ti mismo mientras perdure la percepción.
7   Los que atacan no saben que son benditos.  Atacan porque creen que les falta algo.  Por lo tanto, comparte tu abundancia libremente y enseña a tus hermanos a conocer la suya.

VIII. La creencia increíble
1   Hemos dicho que sin proyección no puede haber ira, pero también es verdad que sin extensión no puede haber amor… Toda mente tiene que proyectar o extender porque así es como vive, y toda mente es vida.
5   No le tengas miedo al ego.  Él depende de tu mente, y tal como lo inventaste creyendo en él, puedes así mismo desvanecerlo dejando de creer en él.

XI. La extensión del Reino
3   El sistema de pensamiento del ego obstaculiza la extensión, y así, obstaculiza tu única función.  Obstaculiza, por lo tanto, el fluir de tu gozo, y, como resultado de ello, te sientes insatisfecho.


Capítulo 8

EL VIAJE DE RETORNO

III. El encuentro santo
4   Cuando te encuentras con alguien, recuerda que se trata de un encuentro santo,  Tal como lo consideres a él, así te considerarás a ti mismo. Tal como pienses de él, así pensarás de ti mismo. Nunca olvides esto.
5   El objetivo del plan de estudios es “conocerte a ti mismo”. No hay nada más que buscar… Siempre que estás con alguien, tienes una oportunidad más para encontrar tu poder y tu gloria… Nunca olvides la responsabilidad que tienes hacia él, ya que es la misma responsabilidad que tienes hacia ti mismo.

VII. El cuerpo como medio de comunicación
3   Si usas el cuerpo para atacar, este se convierte en algo perjudicial para ti.  Si lo usas con el solo propósito de llegar hasta las mentes de aquellos que creen ser cuerpos para enseñarles a través del mismo cuerpo que eso no es verdad entenderás el poder de la mente que reside en ti.
4   La comunicación pone fin a la separación. El ataque la fomenta… Y en el cuerpo de otro verás el uso que has hecho del tuyo.
10   La curación es el resultado de usar el cuerpo exclusivamente para los fines de la comunicación. Puesto que eso es lo natural, sana al restaurar la unicidad, lo cual es también natural.

VIII. El cuerpo como medio o como fin
5   La enfermedad tendría sentido solo si las dos premisas básicas en las que se basa la interpretación que el ego hace del cuerpo fuesen ciertas: que el propósito del cuerpo es atacar, y que tú eres un cuerpo.  Sin estas dos premisas la enfermedad es inconcebible.
9   Se reconoce que la salud es el estado natural de todas las cosas cuando se deja toda interpretación en manos del Espíritu Santo, quien no percibe ataque en nada. La salud es el resultado de abandonar todo intento de utilizar el cuerpo sin amor.

IX. la curación como resultado de una percepción corregida
3   Toda clase de enfermedad, e incluso la muerte, son expresiones físicas del miedo a despertar.
 8   La enfermedad no es algo que se origine en el cuerpo, sino en la mente. Toda forma de enfermedad es un signo de que la mente está dividida y que no está aceptando un propósito unificado.


Capítulo 9

LA ACEPTACIÓN DE LA EXPIACIÓN

I. La aceptación de la realidad
5   Si tu mente no estuviese dividida reconocerías que ejercer tu voluntad es la salvación porque la salvación es comunicación.
6   ¿Cuan sensatos pueden ser tus mensajes cuando pides lo que no deseas? Sin embargo, mientras sigas teniendo miedo de tu voluntad, eso es precisamente lo que estarás pidiendo.

II. La respuesta a la oración
7   Yo te quiero por razón de la verdad que mora en ti. Tal vez tus engaños te engañen a ti pero a mí no me pueden engañar… Recibirás la respuesta en la medida en que la oigas en todos tus hermanos.

VI. La aceptación de tu hermano      
3   Dios no tiene más que un hijo, y los conoce a todos cual uno solo… ¿Quieres saber lo que esto significa? Si lo que haces a tu hermano me lo haces a mí, y todo lo que haces te lo haces a ti mismo porque todos somos parte de ti, todo lo que nosotros hacemos es para ti también.
6   No puedes obrar un milagro para ti mismo porque los milagros son una forma de dar aceptación, y de recibirla.

VII. Las dos evaluaciones
1   Tienes hermanos por todas partes. No tienes que buscar la salvación en parajes remotos. Cada minuto y cada segundo te brinda una oportunidad para salvarte.


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