Capítulo
7
LOS
REGALOS DEL REINO
II.
La ley del reino
1 Cuando un hermano se percibe a si mismo
enfermo, se está percibiendo como un ser incompleto, y, por ende,
necesitado. Si tú también lo percibes
así, lo estás viendo como si realmente no formase parte del Reino y se
encontrase separado de él, con lo cual el Reino queda velado para ambos…
2 Curar es, por consiguiente, corregir la
percepción de tu hermano y la tuya compartiendo con él el Espíritu Santo.
3 La ley que prevalece dentro del Reino se
adapta fuera de él a la premisa: “Crees lo que proyectas”. Esta es la manera en
que enseña porque fuera del Reino es esencial aprender. Dicha manera de enseñar implica que
aprenderás lo que eres de lo que has proyectado sobre los demás, y de que, por
lo tanto, crees que ellos son.
III.
La realidad del Reino
3 Si perciben a cualquiera de sus hermanos de
cualquier otra forma que no sea con
perfecta igualdad es que se ha adentrado en sus mentes la idea de la
competencia. No subestimes la necesidad que tienes de mantenerte alerta contra
esa idea, ya que todos tus conflictos proceden de ella. Dicha idea es la
creencia de que es posible tener intereses conflictivos, y significa, por lo
tanto, que has aceptado que lo imposible es verdad.
VI.
De la vigilancia a la paz
11 Los que se consideran a sí mismos débiles,
no pueden sino atacar. Más el ataque
tiene que ser ciego porque no hay nada que atacar. Por lo tanto, inventan imágenes, las perciben
como despreciables y luego las atacan por su falta de valor.
VII.
La totalidad del Reino
3 No le enseñes a nadie que él es lo que tú no
querrías ser. Tu hermano es el espejo en
el que ves reflejada la imagen que tienes de ti mismo mientras perdure la percepción.
7 Los que atacan no saben que son benditos. Atacan porque creen que les falta algo. Por lo tanto, comparte tu abundancia
libremente y enseña a tus hermanos a conocer la suya.
VIII.
La creencia increíble
1 Hemos dicho que sin proyección no puede
haber ira, pero también es verdad que sin extensión no puede haber amor… Toda
mente tiene que proyectar o extender porque así es como vive, y toda mente es
vida.
5 No le tengas miedo al ego. Él depende de tu mente, y tal como lo
inventaste creyendo en él, puedes así mismo desvanecerlo dejando de creer en
él.
XI.
La extensión del Reino
3 El sistema de pensamiento del ego
obstaculiza la extensión, y así, obstaculiza tu única función. Obstaculiza, por lo tanto, el fluir de tu
gozo, y, como resultado de ello, te sientes insatisfecho.
Capítulo
8
EL
VIAJE DE RETORNO
III.
El encuentro santo
4 Cuando te encuentras con alguien, recuerda
que se trata de un encuentro santo, Tal
como lo consideres a él, así te considerarás a ti mismo. Tal como pienses de
él, así pensarás de ti mismo. Nunca olvides esto.
5 El objetivo del plan de estudios es
“conocerte a ti mismo”. No hay nada más que buscar… Siempre que estás con
alguien, tienes una oportunidad más para encontrar tu poder y tu gloria… Nunca
olvides la responsabilidad que tienes hacia él, ya que es la misma
responsabilidad que tienes hacia ti mismo.
VII.
El cuerpo como medio de comunicación
3 Si usas el cuerpo para atacar, este se
convierte en algo perjudicial para ti.
Si lo usas con el solo propósito de llegar hasta las mentes de aquellos
que creen ser cuerpos para enseñarles a
través del mismo cuerpo que eso no es verdad entenderás el poder de la
mente que reside en ti.
4 La comunicación pone fin a la separación. El
ataque la fomenta… Y en el cuerpo de otro verás el uso que has hecho del tuyo.
10 La curación es el resultado de usar el
cuerpo exclusivamente para los fines de la comunicación. Puesto que eso es lo
natural, sana al restaurar la unicidad, lo cual es también natural.
VIII.
El cuerpo como medio o como fin
5 La enfermedad tendría sentido solo si las
dos premisas básicas en las que se basa la interpretación que el ego hace del
cuerpo fuesen ciertas: que el propósito del cuerpo es atacar, y que tú eres un
cuerpo. Sin estas dos premisas la
enfermedad es inconcebible.
9 Se reconoce que la salud es el estado
natural de todas las cosas cuando se deja toda interpretación en manos del
Espíritu Santo, quien no percibe ataque en nada. La salud es el resultado de
abandonar todo intento de utilizar el cuerpo sin amor.
IX.
la curación como resultado de una percepción corregida
3 Toda clase de enfermedad, e incluso la
muerte, son expresiones físicas del miedo a despertar.
8 La
enfermedad no es algo que se origine en el cuerpo, sino en la mente. Toda forma
de enfermedad es un signo de que la mente está dividida y que no está aceptando
un propósito unificado.
Capítulo
9
LA
ACEPTACIÓN DE LA EXPIACIÓN
I.
La aceptación de la realidad
5 Si tu mente no estuviese dividida
reconocerías que ejercer tu voluntad es la salvación porque la salvación es
comunicación.
6 ¿Cuan sensatos pueden ser tus mensajes
cuando pides lo que no deseas? Sin embargo, mientras sigas teniendo miedo de tu
voluntad, eso es precisamente lo que estarás pidiendo.
II.
La respuesta a la oración
7 Yo te quiero por razón de la verdad que mora
en ti. Tal vez tus engaños te engañen a ti pero a mí no me pueden engañar…
Recibirás la respuesta en la medida en que la oigas en todos tus hermanos.
VI.
La aceptación de tu hermano
3 Dios no tiene más que un hijo, y los conoce
a todos cual uno solo… ¿Quieres saber lo que esto significa? Si lo que haces a
tu hermano me lo haces a mí, y todo lo que haces te lo haces a ti mismo porque
todos somos parte de ti, todo lo que nosotros hacemos es para ti también.
6 No puedes obrar un milagro para ti mismo
porque los milagros son una forma de dar aceptación, y de recibirla.
VII.
Las dos evaluaciones
1 Tienes hermanos por todas partes. No tienes
que buscar la salvación en parajes remotos. Cada minuto y cada segundo te
brinda una oportunidad para salvarte.
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