jueves

Capítulos 26 y 27



Capítulo 26

LA TRANSICIÓN

I.   El “sacrificio” de la unicidad
1   El sacrificio es una idea clave en la “dinámica” del ataque…  Es el símbolo del tema central según el cual alguien siempre tiene que perder. 
2   El mundo que ves está basado en el “sacrificio” de la unicidad.
3   Y aceptar las limitaciones de un cuerpo es imponer esas mismas limitaciones a cada hermano que ves.  Pues solo puedes ver a tu hermano cómo te ves a ti mismo.

II.   Muchas clases de error, una sola corrección.
2   Pues solo hay un error: la idea de que es posible perder y de que alguien puede ganar como resultado de ello.
3   Para este único error en cualquiera de sus formas solo hay una corrección.  Es imposible perder y creer lo contrario es un error.
4   Todo problema es un error.
7   Piensa, entonces,  cuán grande será tu liberación cuando estés dispuesto a dejar que todos tus problemas sean resueltos.

V.   El pequeño obstáculo
7   El perdón es lo que nos ibera totalmente del tiempo y lo que nos permite aprender que el pasado ya pasó. 
8   Lo que no se ha perdonado es una voz que llama desde un pasado que ya pasó para siempre.
10   Este curso enseña solamente lo que es ahora.

VI.   El Amigo que Dios te dio
1   Cualquier cosa en este mundo que creas que es buena o valiosa, o que vale la pena luchar por ella, te puede hacer daño y lo hará.  No porque tenga el poder de hacerlo, sino únicamente porque has negado que no es más que una ilusión, y le has otorgado realidad.

VII.  Las leyes de la curación
1   Éste es un curso de milagros.  Como tal, las leyes de la curación deben entenderse antes de que se pueda alcanzar el propósito del curso.
2   Toda enfermedad tiene su origen en la separación, cuando se niega la separación la enfermedad desaparece.
3   La verdad no se puede percibir, sino solo conocerse.
6   Ninguna ilusión tiene ni un solo ápice de verdad en ella.  Sin embargo, parece que algunas son más verdaderas que otras, aunque es claro que eso no tiene ningún sentido.
12   El pecado es la creencia de que el ataque se puede proyectar fuera de la mente en la que se originó la creencia. Aquí, la firme convicción de que las ideas pueden abandonar su fuente se vuelve real y significativa. Y de este error surge el mundo del pecado y del sacrificio.
17   El perdón es la respuesta a cualquier clase de ataque.  De esta manera se cancelan los efectos del ataque, y se responde al odio en nombre del amor.

VIII.   La inminencia de la salvación
5   Pues el milagro es algo que es ahora.  Se encuentra ya aquí, en gracia presente, dentro del único intervalo de tiempo que el pecado y el miedo han pasado por alto, pero que, sin embargo, es el único tiempo que hay.
6   Llevar a cabo la corrección en su totalidad no requiere tiempo en absoluto. Pero aceptar que la corrección se puede llevar a cabo parece prolongarse una eternidad.

X.  El fin de la injusticia
3   La injusticia y el ataque son el mismo error y están tan estrechamente vinculados que donde uno se percibe el otro se ve también. Tú no puedes ser tratado injustamente.  La creencia de que puedes serlo es sólo otra forma de la idea de que es otro y no tú, quien te está privando de algo.



Capítulo 27

LA CURACIÓN DEL SUEÑO

I.  El cuadro de la crucifixión
1   Si recorres el camino de la bondad, no tendrás miedo del mal ni de las sombras de la noche.

II.  El temor a sanar
3  Ser testigo del pecado y al mismo tiempo, perdonarlo es una paradoja que la razón no puede concebir. Pues afirma que lo que se te ha hecho no merece perdón.  Y si lo concedes, eres demente con tu hermano, pero conservas la prueba de que él no es realmente inocente.  Los enfermos siguen siendo acusadores.  No pueden perdonar a sus hermanos, ni perdonarse a sí mismos.  Nadie sobre quien el verdadero perdón descanse puede sufrir, pues ya no exhibe la prueba del pecado ante los ojos de su hermano…  El que perdona se cura.  Y en su curación radica la prueba de que ha perdonado verdaderamente.
4   El perdón no es real a menos que os brinde curación a tu hermano y a ti.  Debes dar testimonio de que sus pecados no tienen efecto alguno sobre ti y demostrar así que no son reales.
5   Un cuerpo enfermo demuestra que la mente no ha sanado.  Un milagro de curación prueba que la separación no tiene efectos. Creerás en aquello que le quieras probar a tu hermano.
6   Tu curación demuestra que tu mente ha sanado y que ha perdonado lo que tu hermano no hizo.
10   Nadie puede perdonar hasta que aprende que corregir es tan solo perdonar, nunca atacar.
12   Cuando percibas que la corrección es lo mismo que el perdón sabrás también que la Mente del Espíritu Santo y la tuya son una.  Y de esa manera habrás hallado tu propia identidad.
16   La corrección debe dejarse en manos de Uno que sabe que la corrección y el perdón son lo mismo.

III.   Más allá de todo símbolo
3   La imagen de tu hermano que tú ves jamás ha estado ahí ni jamás ha existido.

IV.   La callada respuesta   (*)
1   En la quietud todas las cosas reciben respuesta y todo problema queda resuelto serenamente.  Pero en medio del conflicto no puede haber respuesta ni se puede resolver nada, pues su propósito es asegurarse de que no haya solución y de que ninguna respuesta sea simple.
2   Dios tiene que haberte dado una manera de alcanzar otro estado mental en el que se encuentra la solución.  Tal es el instante santo.  Ahí es donde debes llevar y dejar todos tus problemas, pues ahí es donde se encuentra la solución.
3   No intentes resolver ningún problema excepto desde la seguridad del instante santo.  Pues ahí el problema sí tiene solución y queda resuelto. Fuera de él no habrá solución, pues fuera de él no puede hallarse respuesta alguna…  El mundo no hace preguntas con la intención de que sean contestadas, sino sólo para reiterar su propio punto de vista.
4   El mundo solo hace una pregunta… ¿Que pecado prefieres? Este es el que debes elegir, los otros no son verdad…  Esto no es una pregunta, pues te dice lo que quieres u donde debes ir para encontrarlo. No da lugar a que tus creencias se puedan poner en tela de juicio.  Lo único que hace es exponer lo que afirma en forma de pregunta.

V.   El ejemplo de la curación
1   La única manera de curarse, es curando… Puede permitirse a sí mismo ser sanado y así ofrecerle al otro lo que él ha recibido.  ¿Quién podría ofrecer a otro lo que él mismo no tiene? ¿Y quién podría compartir lo que se niega a sí mismo?
2   Lo único que se requiere para que se efectúe una curación es que no haya miedo.  Los temerosos no se han curado, por lo tanto no pueden curar.
3   El instante santo es la morada de los milagros.  Desde allí, cada uno de ellos viene a este mundo como testigo de un estado mental que ha trascendido el conflicto y ha alcanzado la paz.
4   Allí donde un milagro ha venido a sanar no hay tristeza. Y lo único que se requiere para que todo esto ocurra es un instante de tu amor sin traza alguna de ataque.  En ese instante sanas y en el mismo instante se consuma toda curación.
5   El mundo agonizante tan sólo te pide que dejes de atacarte por un instante, para que él pueda sanar.
6   Ven al instante santo y sé curado, pues nada de lo que recibes en él se olvida cuando regresas al mundo.
7   Así pues, lo único que el mundo requiere para poder sanar es tu curación.

VI.   Los testigos del pecado
1   El dolor demuestra que el cuerpo no puede sino ser real…  El dolor exige atención, quitándosela así al Espíritu Santo, y centrándola en sí mismo.  Su propósito es el mismo que el placer, pues ambos son medios de otorgar realidad al cuerpo.

VII.   El soñador del sueño
7   De lo único que estabas seguro era de que entre las numerosas causas que percibías como responsables de tu dolor y sufrimiento, tu culpabilidad no era una de ellas.  Ni tampoco eran el dolor y el sufrimiento algo que tú mismo hubieses pedido en modo alguno.  Así es como surgieron todas las ilusiones.
13      Tú eres el soñador del mundo de los sueños.  Este no tiene ninguna otra causa ni la tendrá jamás.

VIII.   El “héroe” del sueño
1   El cuerpo es el personaje central en el sueño del mundo…  En el breve  lapso de vida que se le ha concedido busca otros cuerpos para que sean sus amigos o sus enemigos.  Su seguridad es su mayor preocupación, su comodidad, la ley que se rige.  Trata de buscar placer y de evitar todo lo que le pueda ocasionar dolor.  Pero por encima de todo, trata de enseñarse a sí mismo que sus dolores y placeres son dos cosas diferentes, y que es posible distinguir entre ellos.
3   El sueño no tiene más que un propósito, el cual se enseña de muchas maneras.  Esta es la lección que trata de enseñar una y otra vez: que el cuerpo es causa y no efecto.  Y tú que eres su efecto no puedes ser su causa.
8   El mundo no hace sino demostrar una verdad ancestral: creerás que otros te hace a ti exactamente lo que tú crees haberle hecho a ellos.
10   El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a si mismo… Pues no reaccionarías en absoluto ante las figuras de un sueño si supieses que eres tú el que lo está soñando.
11   Basta con que aprendas está lección para que te liberes de todo sufrimiento, no importa la forma en que éste se manifieste.
13   ¡Que diferente te parecerá el mundo cuando reconozcas esto!  Cuando le perdones al mundo tu culpabilidad, te liberarás de ella. 

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